Transportes Aéreos Globales

TAG es una compañía aérea virtual que opera con cualquier tipo de avión y sin límite en el tipo de trabajos a llevar a cabo. Desde transporte regular de pasajeros en líneas aéreas hasta vuelos ferry de todo tipo de aeronaves en cualquier parte del mundo...

(leer más...)

21 de mayo de 2015

INFORME DE MISIÓN Nº72: Ayuda a Nepal (José Ángel)

Piloto: José Ángel (cestomano)
Meteo: Real (con visibilidad)
Aeronave: Pilatus PC6 Turbo Porter
Simulador: X-Plane 10.35

Creí que era una pesadilla por dormir hasta tan tarde (había tenido una noche movidita y mi cuerpo necesitaba descanso) lo que me despertó, pero no fue así. Todo se movía de verdad. Por suerte estaba vestido y pude salir rápidamente del hotel donde me alojaba en aquellas -ahora inolvidables- vacaciones en Katmandú. Tuve suerte de no sufrir daños. Otros, por desgracia, no...


Para ahorrarles tiempo, me saltaré todos los detalles de lo acontecido y les resumiré que viví tan de cerca todo ello que tiré mis vacaciones por la borda y me decidí a ayudar en todo lo que podía a aquella pobre gente; al menos, mi formación como piloto serviría de algo en aquella situación.

Y sí que sirvió. Al día siguiente estaba a las 6:00 horas en el aeropuerto internacional de Katmandú ayudando a llenar una Pilatus PC6 Turbo Porter con todo el material de salvamento posible para llevar a los destinos más necesitados. Apenas pude echarle combustible al pájaro para poder alcanzar mi primera meta: El Aeropuerto de Pokhara. Desde allí me destinarían a otros puntos más... inaccesibles.

Con las luces del alba partí. Un periplo de menos de una hora sin ningún peligro pero con unas vistas maravillosas.




No había pasado 45 minutos en tierra, cuando encendí el motor de nuevo. Portaba el mismo material en el avión y solamente había rellenado un poco el depósito alcanzando las 300 libras de combustible; bastante justo para la ida y vuelta al primer aeródromo, Manang. Pero lo importante es que pudiera llevar todo el material a la zona. El avión iba con el peso máximo al despegue... o quizá algo más.



Para llegar al aeródromo decidí ir por el camino más corto: la línea recta. Pero ya se sabe, el camino más corto también suele ser el más problemático... ruta norte.


Para ello tendría que pasar sobre una degollada, al este del Anapurna, de 18.500 pies de altura; cosa fácil para un avión con un techo de 20.000 pies... si no estuviera pasado de peso, claro.


Para conseguirlo tuve que hacer bastantes órbitas para conseguir ascender. Las últimas, en pleno valle del Anapurna, fueron las más difíciles. En un recorrido circular entero, apenas conseguía ascender 500 pies, casi en el límite de entrar en pérdida.

No obstante, con muuucha paciencia, y siempre disfrutando de las bellas vistas, conseguí sobrepasar la degollada limpiamente.


Y descender "a ralenti" hasta el aeródromo.


Aquí tuve un pequeño problema ya que, a pesar de mi pericia y de ser una aeronave STOL, la pista era demasiado corta y el peso excesivo, por lo que no conseguí frenar todo lo que quise al tomar tierra y el aparato se salió levemente de la pista (afortunadamente, la hierba del exterior era casi del mismo tamaño que la interior).

Dos horas para descargar el material y charlas con la gente de la zona acerca de la catástrofe y ya estaba subido de nuevo en el avión, dispuesto a continuar la misión.

El aparato tenía el despósito más seco que el desierto del Gobi y no había Jet A-1 disponible en Manang, tal y como había previsto, pero solo necesitaría un poco de reserva para llegar, ahora sin peso, de nuevo hasta la degollada... y fue muy fácil.


Luego, el descenso hasta el campo lo hice "a ralenti", sin darle demasiada importancia al avisador "Fuel Quantity".



Finalmente, pasé el resto del día en Pokhara, evaluando la situación y esperando a que llegara más material de primera necesidad para partir hacia mi segundo destino, Jomson. Cosa que haría al día siguiente, con las primeras luces.

De nuevo, el avión hasta el límite de carga y poco combustible. Esta vez trazaría una ruta hacia el oeste hasta llegar a un gran valle; luego seguiría dicho valle hacia el norte hasta encontrar el aeródromo.


El ascenso, en este caso, no sería tan pronunciado, así que disfrutaría con menos preocupación del paisaje.




Pero no todo podía acabar tan bien...

Al tomar tierra en el aeródromo, con la distancia bien medida, tuve un problema con la reversa del aparato, la cual se desconectó por si sola nada más activarla, por lo que solo pude disponer de los frenos de las ruedas, los flaps y el "enterrar" el morro para conseguir detener la PC6... algunos metros por fuera de la pista. ¿A qué me recordaba esto?

Pero como la primera vez, no hubo percances importantes y a los pocos minutos ya estaba siendo descargado el avión.



Esta vez no me entretuve tanto en el aeródromo. Es más, hice lo imposible para que sacáramos la carga cuanto antes pues unas nubes nada amigables se acercaban demasiado rápido...

Así que la vuelta no fue tan placentera. Muchas turbulencias, menor visibilidad, lluvia y algún rayo aislado fueron mis compañeros del último tramo del periplo.



Sin embargo, el aterrizaje en Pokhara (aún sin reversa) fue de lo más fino.

Y allí me quedé, en el pueblo, mientras el personal del aeródromo reparaba la PC6, a la espera de otros posibles trayectos a realizar en días venideros...

...mas no hubo que esperar mucho, desgraciadamente... pero esa, es otra historia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ufff... eso de ir por derecho a 18500'... llevarías O2 ¿no?

José Ángel dijo...

Of course...
El avión no estaba presurizado pero llevaba una botellita de O2 bajo el asiento y me enchufé la mascarilla al sobrepasar los 15.000 pies por si acaso. En condiciones normales, solo por ese momento que rocé los 19.000 pies casi que no hubiera hecho falta, pero al estar tanto tiempo orbitando... era muy poco oxígeno y no podía arriesgarme.
Aún así, de un dolor de cabeza no me salvé :-S

Publicar un comentario