Monterde |
Aeronave: C210 TAG
Simulador: X-Plane 10.42. Spain UHD.
La epidemia de bajas había dejado
hecha trizas la cuidadosa planificación de los turnos de trabajo de
manera que en Operaciones recordarían estas fiestas como las
“Navidades Negras” de 2015. La plantilla se había reducido al
mínimo para dar el mayor número de días libres al personal,
teniendo en cuenta la lógica reserva de algún imprevisto, pero
nadie podría prever tal cantidad de accidentes.
Ese día de Navidad los teléfonos no
pararon de sonar buscando personal que pudiese sustituir las bajas
producidas y fruto de ese encaje de bolillos nos tocaba ir a recoger
a quien sustituiría a Antonio para que me liberase del servicio en el
helicóptero y por mi parte poder sustituir al piloto del Learjet que tenía
la pierna escayolada por un mal paso de baile con la suegra durante
la cena de Nochebuena familiar.
Para no ir solo había llamado a Pedro
quien se apuntó sin dudarlo siempre que estuviese para comer en casa
de manera que, habiendo dado cuenta de unas suculentas tostas con jamón acompañadas de un café con leche calentito, nos encaminamos hacia el aeropuerto
donde nos esperaba la C210 de la empresa lista para un salto hasta
Robledillo en un día frío pero con un sol radiante entre las nubes y una
visibilidad excelente que prometía un vuelo placentero, si bien el
viento podría generar un poco de turbulencia a baja altura.
La primera opción fue introducir en el
GPS un directo al embalse de Tajera y de allí a Robledillo pero me
decidí a planificar la ruta a la vieja usanza para recordar
procedimientos casi olvidados y evitar en cierta forma la dependencia
de la tecnología; “como se rompa el GPS lo llevamos claro...”
habíamos comentado más de una vez en tono jocoso y precisamente eso
había pasado en el vuelo anterior así que con la carta Michelín de
1/400.000, regla, transportador de ángulos, lápiz y el arcaico CR3
(y su manual, claro) me puse a la tarea.
Teníamos varios espacios aéreos a
evitar: el dependiente de Torrejón y Barajas en el que deberíamos
mantener 1000' sobre el terreno y la zona prohibida de Trillo.
Apuntando a Torrecuadradilla tendríamos una buena referencia y
aunque rozábamos la D38 no tendríamos que preocuparnos pues no
estaba activada así que con todo preparado arrancamos y con las
correspondientes llamadas por radio iniciamos el cronómetro,
despegamos y pusimos rumbo a nuestro primer punto de control en
Monterde sobrevolándolo a los 7,6 minutos lo que nos daba una
velocidad sobre el suelo de 105Kts.
“Que lentos. Pensaba que este avión
era rápido” me dijo Pedro una vez hecho el cálculo.
Chequilla |
“No lo tengas en cuenta. Este primer
punto penaliza el ascenso y además tenemos viento en cara; en el
siguiente podremos hacer una estimada al destino más ajustada”
respondí.
Y así pasó. Una vez estabilizados,
con el rumbo y velocidad más o menos constantes el paso sobre
Chequilla lo hicimos a los 14,5minutos del despegue, es decir, 7,1
desde que pasamos sobre Monterde que se encontraba a 16,5Nm por
detrás con lo que nuestra velocidad sobre el suelo subía a los
142Kts que se aproximaba a la velocidad de crucero prevista en la
planificación inicial.
Torrecuadradilla |
Y así fuimos tragando millas,
confirmando nuestra posición sobre la carta en una pura navegación
digital, es decir, con el dedo puesto sobre nuestra situación real
en el mapa y disfrutando de los paisajes que la serranía del Alto
Tajo nos mostraba a la vez que manteníamos las alturas requeridas en
para no colarnos en el espacio aéreo controlado.
El embalse de Tajera lo alcanzamos a
los 29,6 minutos de vuelo confirmando una estimada al destino de 12,8
minutos que con el descenso se recortó en un minutillo de forma que
cumpliéndose los 45 minutos desde el despegue nos encontrábamos
rodando por la pista de Robledillo donde nos esperaba Julia.
“Felices fiestas” nos deseamos a la
vez que recibíamos unos sonoros besos juntando las mejillas con
las frías y rosadas de mi sustituta.
Zaorejas de vuelta |
“Antes de nada tenemos que despachar
este aperitivo de parte de mi suegra... unas pastitas y rosquillas
que entran estupendamente con este chocolatito especial... y no se
aceptan excusas que si no me lo zampo yo y no quiero seguir
aumentando los michelines.”
¿Como negarse? En un ratito de
descanso nos tomamos unas pastitas imposibles de terminar pues había
provisiones para todas las navidades a la vez que nos contaba lo bien
que le venía trabajar y librarse de los muy amables y cariñosos
parientes que se tornaban insoportables a los pocos días de convivencia. Justo a
las 11.00 despegábamos para realizar el recorrido inverso, eso si,
ahora con viento en cola que aumentaba sensiblemente nuestra
velocidad.
De nuevo en el embalse de Tajera
cambiamos el rumbo y con estimadas de entre 33 y 35 minutos de vuelo
sobrevolamos la vertical del campo 33 minutos después del despegue,
prácticamente “clavando” las previsiones haciendo una toma larga
y terminando con tiempo más que suficiente como para
tomarnos un aperitivo en el bar “Teruel” sin que Pedro tuviese
problemas domésticos por llegar tarde a casa... pero a costa de
aumentar los “problemas de cintura” de Julia.
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