Piloto: Juanjo
Metos: Real y CAVOK.
Aviones: B58 Baron, E190, J32, Mi
Mil-26, C208.
Simulador: XPlane10
“Pues vamos, que nos vamos”, me
dije cuando, aplicando toda la potencia disponible, comenzaba la
carrera de despegue y dejando atrás la pista de nuestra base me
encaminaba a las alturas para completar el corto paseo hasta la
vecina isla de Gran Canaria.
La meteo era buena y el salto se vio
favorecido con un buen control de tráfico que nos dejó en un viento
en cola izquierda de la 03 izquierda, valga la redundancia, un recorte de la maniobra y un
estacionamiento cercano al "pájaro” que sería con el que
completaríamos el trabajo planeado desde que recibimos el encargo
hacía un par de semanas.
La mayor parte de la carga estaba en el
destino o en camino y todo nuestro personal estaba ocupado en
completar la misión por todo el mundo de manera que no me extrañó
encontrarme con un nuevo copiloto que, operando con diligencia, tenía
la toda documentación del E190 preparada para el vuelo a Monrovia.
“Cargaditos a tope” fue el saludo
de bienvenida cuando me entregó todos los formularios al entrar en
la cabina. “Hola soy Tassar, y me temo que seré su copiloto”
completó con una sonrisa que iluminaba una cara blanca como la
leche; si no era albino poco le faltaba y aunque era un muchacho
“grande” su estatura no le impedía moverse con soltura por la
cabina. “Encantado”, le respondí, “yo me llamo... bueno
supongo que ya sabrás quien soy así que llámame Juanjo y vamos a
sacar este pájaro a volar”. Supuse que ya le habrían dicho que
volaba con uno de los “jefazos” y quería quitarle hierro a la situación de un joven piloto volando con quien le pagaba el sueldo y era
dueño del avión pero inmediatamente me di cuenta que no hacía
falta pues sin perder la sonrisa respondió: “Estupendo, a volar
entonces”.
Arrancamos y con todo listo rodamos a
la cabecera de la 03 izquierda despegando con todo el empuje pues aún
siendo ya tarde era el primer vuelo del día y el empuje reducido no estaba en el protocolo de operaciones de la compañía. “¿Nos vamos?” pregunté cuando estábamos alineados
“¡¡Nos vamos!!” respondió con esa sonrisa que iluminó el
panel. 80Kts, V1, Vr, tren arriba y limpiando el avión mientras
acelerábamos subiendo y siguiendo la salida CABOJ3A. A 1000 pies
conectamos el piloto automático e iniciando el viraje a la derecha
recibimos autorización para seguir subiendo hasta FL290, nuestro
nivel de crucero óptimo según la computadora del avión y continuar directos a CABOJ.
En ruta a Monrovia |
“Un buen recorte...”
“Si, esto de ir bajo y dando vueltas
pudiendo ir recto...”
Bueno, pues ya estamos en marcha. Sin
viento en altura tardaríamos un rato en llegar a Monrovia donde
aterrizaríamos ya de noche y mientras tanto esperaba mantener una
conversación de circunstancias con mi joven compañero... pero nada
mas lejos de la realidad. Los chicos de operaciones se devanaban los
sesos coordinando pilotos y tripulaciones y algunas veces me había
tocado algún compañero con quien poco tenía en común. Sin embargo
una vez a nivel de crucero la rutina de las comprobaciones y la radio
interrumpía un sorprendente diálogo en el que mi joven “copi”
me sorprendió con una cabeza mas que bien amueblada.
La conversación derivó entre lo humano y lo divino y en especial la situación del lugar a donde nos dirigíamos, de como se podía ayudar a paliar el desaguisado de esa zona, del origen de estos problemas, de su evolución histórica, de como se manipula la información que nos llega, o como miramos hacia otro lado cuando lo que vemos no nos gusta, y como acallamos nuestras conciencias con una limosna, de la responsabilidad colectiva e individual, o del valor de quienes se comprometen y arriman el hombro contra viento y marea... el vuelo se me hizo cortísimo embelesado por los sensatos y fundamentados argumentos de mi interlocutor.
La conversación derivó entre lo humano y lo divino y en especial la situación del lugar a donde nos dirigíamos, de como se podía ayudar a paliar el desaguisado de esa zona, del origen de estos problemas, de su evolución histórica, de como se manipula la información que nos llega, o como miramos hacia otro lado cuando lo que vemos no nos gusta, y como acallamos nuestras conciencias con una limosna, de la responsabilidad colectiva e individual, o del valor de quienes se comprometen y arriman el hombro contra viento y marea... el vuelo se me hizo cortísimo embelesado por los sensatos y fundamentados argumentos de mi interlocutor.
En ruta a Monrovia |
Unos minutos antes de descender
repasamos las maniobras esperando un ILS a la 04 pero en cuanto
contactamos con Monrovia nos dieron la VOR a la 04 pues el ILS estaba
inoperativo. Sin incidencias dignas de mención nos paramos en el
aparcamiento asignado y dejamos que personal de tierra lo
descargase pues al día siguiente teníamos que seguir volando. Me
despedí de Tassar con quien coincidiría a la vuelta pues cada uno
volaría distintas aeronaves a distintos destinos. El dormiría en
otro hotel, cerca del aeropuerto de Spriggs en la misma capital
mientras que yo me las apañaría en una habitación sin moverme del
aeropuerto “Seguro que en Foya te encontrarás con Chihor. Dale
un abrazo de mi parte” me gritó sacando la cabeza por la
ventanilla del taxi sin darme tiempo a preguntar quien era ese.
Al día siguiente me presenté temprano
en la plataforma donde me encontré con mi segundo copiloto al pie
del J32 que estaban terminando de cargar hasta su máximo peso (y tal
vez un poco mas allá). Era la antítesis de mi anterior compañero:
bajito, regordete, negro como un tizón... y con una alegría en el
trato que contagiaba a quien se le pusiese por delante.
“Hello, my name is Juanjo” le dije
ofreciéndole mi mano. “Hola, yo soy Gastón pero todos me llaman
“Gas”, como el de Top Gun” dijo repondiendo en perfecto
castellano y un enérgico apretón de manos. “El aparato está
listo, cuando quieras nos vamos”. Nos acabábamos de conocer pero
parecía que éramos colegas de toda la vida y curiosamente mis
habituales precauciones en el trato a un perfecto desconocido se
disiparon por arte de magia. Otra sorpresa: ningún incidente,
retraso, pérdida de carga, documentación en regla... increíble,
era como llegar “a mesa puesta”.
Volando a Foya |
Arranque, rodaje, listas de
comprobaciones y en unos minutos nos encontrábamos a FL120 subidos
en el radial 015º que nos llevaría a Foya con nuestra preciada
carga sin mucho mas que contar salvo los divertidos consejos y anécdotas de mi
compañero sobre las costumbres locales y la forma de vida en aquella
parte del mundo.
Todo el vuelo en VMC nos permitió una
aproximación rápida por la 01 a una pista que se había librado de
las torrenciales precipitaciones que habían afectado la zona y
provocado un caos en las comunicaciones terrestres locales con
carreteras cortadas y embarradas.
Aparcamos en la pequeña plataforma y
en un segundo esta se llenó de gente pululando por todos los lados,
abriendo las puertas y comenzando la descarga de la mercancía de
inmediato. Cuando me recuperé de la impresión entendí que aquel
caos no era tal sino una perfecta organización de una eficiencia
superlativa que vació el aparato en un abrir y cerrar de ojos.
Ya en tierra el jaleo no dejaba de
sorprenderme, la multitud, la gente salida de no se sabe donde... y Gas que me guiaba hacia donde parecía que se coordinaba todo
el asunto. En medio del barullo una figura destacaba con firmeza
ordenando y distribuyendo donde colocar los bultos algunos de los
cuales se amontonaban en la barriga de un inmenso Mi Mil-26 con los emblemas de Naciones Unidas.
“¡¡Señorita Chihor!!” gritó
Gas.
“¡¡Señor Pahrr!!” respondió la
mujer responsable de aquella distribución fundiéndose en un abrazo
con mi pequeño compañero.
Tras lo que parecía un reencuentro de
dos viejos colegas se hicieron las presentaciones de rigor.
“Juanjo, esta es la Melania
Chihor; Mel, este es Juanjo, nuestro actual jefe”
“Que tal Juanjo, ¿has venido a
supervisarnos?”
Sonreí. “No, no... nuestro
departamento de personal es excelente y confío en todos nuestros
empleados, no hace falta supervisión. Solo estoy colaborando en esta
misión, como todos.”
Aproximándonos a Dabu |
“Genial, entonces no te importará
colaborar un poco mas y acompañarme en el “molinillo” en un
vuelo hasta Dabu. Está cerca pero las carreteras están destrozadas
y llevamos un montón de cosas para allá. Si te apuntas te dejo
llevar el cacharro”
¿Como iba a negarme? El helicóptero
lo habian alquilado nuestros clientes y TAG ponía la tripulación.
Para esas ocasiones contratábamos personal extra pues las fechas
navideñas generaban bastante trabajo y tanto Tassar como Gas y
Melania constituian parte de estas tripulaciones de fortuna que
salvaban la situación.
En las afueras de Dabu |
Así que allí estaba, con Mel
supervisando todos mis movimientos y camino a Dabu en un grandísimo
helicóptero cuya carga superaba la del J32. Sobrevolamos el pueblo y
decidimos aterrizar en las afueras para no romper nada con nuestro
“ventilador”; el sitio era un poco justo pero con las
indicaciones de mi instructora ajusté la toma y en un santiamén la
carga estuvo en tierra y volvimos a salir de vuelta a Foya donde hice
una toma mas que aceptable. Un trayecto corto pero intenso, con una
compañera que sutilmente dirigía la operación sin que pareciese
que te daba órdenes y las obedecías sin darte cuenta.
De nuevo Gas lo tenía todo dispuesto y
cuando me despedí de Mel esta me dió un beso, un abrazo y las
gracias por haberla contratado durante estas fechas.
“¿Gracias? A ti por colaborar con la
compañía. Por cierto, acabo de recordar que Tassar me dió
recuerdos para ti”
“¡¡Volaste con Wal!! ¡Que bueno
saber de el! Dale un fuerte abrazo de mi parte cuando lo veas!!”
“Se lo daré, descuida.”
Mientras comenzábamos los
procedimientos para arrancar vi como Mel subía a la pequeña torre
de control desvencijada y al dejar la plataforma nos saludaba
efusivamente con los dos brazos. Hasta ese momento no me había
fijado en su figura ni en los rasgos orientales indefinidos que
parecían el fruto de una mezcla de padres y madres de los sitios mas
diversos. ¿Que edad tendría? La veintena ya la dejó atrás... o
no. Desde luego por debajo de los cuarenta aunque a veces daba la
sensación de ser mucho mayor y al segundo siguiente la veías como
una adolescente...
“¿Nos vamos?” dije en voz alta.
“¡Nos vamos!” respondió Gas
ajustándose los cinturones de seguridad.
De vuelta a Monrovia |
En un periquete estábamos volando por
la ruta opuesta a la de venida y en poco mas de 40' estábamos
llegando a Monrovia donde me esperaba el E190 para volver a casa. En
el camino me fijé mas atentamente en Gas, mi copiloto. Tenía un
aire que me recordaba a alguien. Me parecía mas mayor pero su
carácter jovial y desenfadado transmitía una imagen de el
completamente distinta a la vez que una confianza absoluta en el.
En fin, que tras un vuelo de rutina nos esperaba Tassar al píe de la escalerilla del avión.
“¡¡Que passssa, Gas!!”
“¡¡Querido Wal!!¡¡Que alegría
me da verte!!” gritó Gas al tiempo que se fundían en un abrazo.
Obviamente aquellos dos ya se conocían
y también parecía que no se veían desde hacía un tiempo.
El tiempo nos venía justo pero aún
así le dije a los dos compañeros que fuesen a tomarse algo y yo me
encargaba de los preparativos del vuelo de vuelta.
“Vengo en 20' ” respondió Tassar
mientras me despedía de Gas que de nuevo repitió el agradecimiento
de Melania por haberles contratado en Navidad. No se porqué pero no
me dió la sensación de que necesitasen el dinero para vivir...
… y exactamente en 20' Tassar se
sentaba en el asiento del copiloto listo para el embarque de los
pasajeros. Volvíamos cargados casi al máximo con cooperantes de
varias organizaciones que volvían a sus países por navidad y que
habían sido relevados por otros tantos colaboradores que pasarían
estas fechas ayudando a los demás en este lugar del que solo nos
acordamos por las noticias de los telediarios.
Un rayo en las cercanías |
Repetimos los mismos pasos que el día
anterior y rodamos hacia la pista 22 con una meteo que había
empeorado de manera notable. 7Km de visibilidad y tormentas por los
alrededores presagiaban un ascenso movidito así que nada mas
despegar solicitamos virar por la derecha para evitar una zona
amarilla en en radar y sobre la marcha nos autorizaron a nuestro
nivel de crucero sin restricciones y directos a PONKA de manera que
con algunos pequeños cambios de rumbo para evitar formaciones
amarillas en el radar retornamos en un vuelo rutinario en lo referido
a la operación pero muy interesante en la charla con mi copiloto.
El descenso y aterrizaje en Gando
transcurrió sin incidencias y al aparcar en la plataforma me percaté
que la Baron con la que había venido desde Tagoror no estaba donde la
dejé. ¿Donde la habrían metido?. En fin, paramos y dejamos el
avión listo para continuar viaje al día siguiente con otra
tripulación. De nuevo la misma sensación de calidez y cercanía en
la despedida de Tassar, y el mismo agradecimiento por trabajar con la
compañía durante los días navideños.
En final de GCLP |
“Por cierto, ¿Tassar es nombre o
apellido?” pregunté cuando nos despedíamos.
“Je, je, je... apellido. En
operaciones me llaman Tassar para no confundirnos; mi nombre de pila
es Walther pero me gustaría que me llamases Wal, como el resto de
mis amigos”
“Pues hasta la próxima Wal, que
tengas unas felices fiestas”
“Hasta la próxima Juanjo, que tu y
los tuyos tengais salud y amor.”
En cuanto me di la vuelta sonó el
mensaje en el teléfono a la vez que el coordinador de la compañía
me entregaba un maletín con una pícara expresión en su cara.
“Necesitamos la Baron. Vuelve a
Tagoror con otro avión. Firmado: Operaciones”
¿Y como me vuelvo a Tagoror?
“Allí lo tienes” me dijo el
coordinador dándome un par de palmaditas en la espalda. Una C208
completamente blanca esperaba para ser pintada y revisada en nuestra
base y pasar a formar parte de nuestra flota para volar por los
cielos que acababa de dejar atrás.
Ya estamos cerca... "los patos amorosos" |
Las ganas de volar el cacharrín me
carcomían pero, aunque tenía la habilitación correspondiente,
preferí descansar y repasar la documentación del maletín para no
meter la pata nada mas empezar y al día siguiente, sin prisas, hice
volver a la vida a los casi 700 caballos de la PT6A que llevaba en la
nariz para aterrizar en Tagoror justo a la hora de comer.
Allí nuevas sorpresas:
Lo primero una carta de agradecimiento
de nuestros clientes por el excelente trabajo realizado. Seguirían
confiando en nosotros y dándonos mas encargos... sobre todo si les
sale gratis como este ya que gracias a nuestros beneficios anuales
habíamos decidido financiar completamente la operación.
Tagoror |
Segundo otra carta firmada por todos
los empleados renunciando a la paga extra de este año y solicitando que
ese dinero se repartiese por una serie de organizaciones que estaban
al pie del cañón en labores humanitarias, no solo en las fechas
navideñas sino durante los 365 días del año.
Y unos días mas tarde, en los tiempos
del “guasap” y la comunicación virtual, recibimos una postal
navideña de las que ya no se envían por correo, muy bonita, de
origen indescifrable firmada por Melania “Mel” Chihor, Gastón
“Gas” Pahrr y Walther “Wal” Tassar deseando a todos los
empleados de la compañía salud paz y amor que guardamos enmarcada
en las oficinas de Tagoror.
1 comentario:
Una historia apasionante y unos personajes curiosos ;-)
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