Transportes Aéreos Globales

TAG es una compañía aérea virtual que opera con cualquier tipo de avión y sin límite en el tipo de trabajos a llevar a cabo. Desde transporte regular de pasajeros en líneas aéreas hasta vuelos ferry de todo tipo de aeronaves en cualquier parte del mundo...

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8 de mayo de 2012

INFORME DE MISIÓN 21: Un paseo por Los Alpes (José Ángel)

Piloto: José Ángel.
Aeronave: SV4C Stampe.
Meteo: Real, despejado, temperaturas frescas con vientos algo fuertes y cambiantes.
Simulador: X-Plane 10

Cuando el Sr. Muchapastoulos nos contactó no dude ni un segundo en ofrecerme yo mismo para la tarea que nos había encomendado. No hacía ni un año que había rescatado a su mujer en Balos y sabía que se sentiría muy cómodo si yo mismo transportaba su recién adquirida Stampe hasta su destino.

Y si se sentía cómodo, también se sentiría muy agradecido...

En mi viaje a Suiza hice mis cálculos y tracé la ruta idónea en mi portátil sirviéndome de la utilísima web de uno de nuestros vicepresidentes fundadores. Con la brújula y su tabla de derivas, el reloj de abordo y mi buen sentido de la orientación me bastaría para no perderme en estas preciosas y gélidas montañas.


La primera parte de la ruta sería bastante sencilla. Seguiría el cauce del barranco en dirección suroeste hasta alcanzar el aeródromo de Sion. Allí pararía para echarle un vistazo al motor después de su primera hora de funcionamiento (tras la rehabilitación del avión). Lo que no me esperaba es que mi estancia sería más larga de lo previsto, pues el clima tan cambiante de los Alpes me sorprendió con fuertes vientos, de entre 12 y 18 nudos, en mitad de la ruta. De hecho, conseguí aterrizar el avión a la segunda intentona.


Pero el clima no mejoró. Y mi estancia en Sion, lógicamente, se alargó.

Aproveché el tiempo para realizar gestiones a distancia con la compañía y hacer algo de senderismo bajo clima extremo. Naturalmente, el Sr. Muchapastoulos no quería arriesgarse lo más mínimo en dañar su avión, por lo que se hizo cargo íntegramente de los gastos de las dos semanas que permanecí en aquella acogedora cabaña de madera, en la cual surgieron nuevas y frescas ideas para el futuro de la compañía.

Finalmente, cuando el pronóstico meteorológico fue claramente positivo me decidí a despegar y seguir el plan trazado.

Tras quince minutos en sentido suroeste llegué al esperado recodo del cauce del barranco. Para entonces ya había ganado suficiente altura para seguir ese rumbo montaña arriba y superar el primer pico a más de 6000 pies de altura. En ese momento, mi única preocupación era el termómetro, el cual se había colocado ya en la franja roja.


Por suerte, tras el primer escollo, todo sería "cuesta abajo". Pero Murphy no andaba muy lejos y los pronósticos de buen tiempo se vieron truncados. Tras sobrevolar el Valle de Les Houches, cubierto con una fina neblina, los vientos volvieron... y con ellos el vaivén del aeroplano.


Y es que el trayecto no supuso mayor problema, ni la orientación ni la altura... pero estos vientos cansan, y mucho. De manera que tras atravesar los siguientes barrancos y montañas, decidí parar en Albertville a tomar un respiro.


El aterrizaje se me complicó un poco debido a los vientos y tuve que hacer tres intentonas. Por suerte, la pista era lo suficientemente grande para no apurar la frenada, pues en estos aparatos de patín trasero, irse de bruces era muy común.

Tras media hora de descanso los vientos ya habían amainado y decidí partir rápidamente, antes de que se les ocurriera volver. No sin antes, eso sí, rellenar un poco los depósitos por seguridad, ya que había consumido más combustible del calculado.

La ruta ahora seguiría siendo sencilla; seguir el valle en dirección suroeste hasta alcanzar el aeródromo de Grenoble. Ese sería mi indicativo para tomar rumbo 130º y cruzar las montañas a la mayor altura que alcanzaría con este aparato. No dejaba de tener cierto riesgo ya que las últimas predicciones preveían cierto engelamiento a partir de los 7000 pies.


6500, 7000, 7500... 8000 pies de altura! Superado el puerto de montaña sin problema.


Sólo unos minutos más y divisaría la pista de aterrizaje del aeródromo de Huez. Nunca la había visto, ni en fotos, así que podía ser toda una sorpresa el encontrármela...

...y lo fue.


Sabía que la pista era corta y se encontraba al borde de un acantilado. Pero de leerlo a "saborearlo" había un buen trecho.

Para colmo, tras mi primer acercamiento vi como la manga, estirada del todo en la dirección de la pista, marcaba un claro sentido de aterrizaje por la 24. No había nadie tras la frecuencia UNICOM así que me decidí a intentarlo. Lo malo de este sentido de aterrizaje es que había montaña justo antes de la pista por lo que tenías que entrar con cierto ángulo a ella y corregir justo al llegar a cabecera.


Pero el espacio era poco y demasiado arriesgado. La Stampe no tenía flaps y había que aterrizar con cierta velocidad y no apurar la frenada. Total, que tras tres intentos en los que, aún con las ruedas en el suelo me veía obligado a hacer motor y al aire antes de precipitarme por el acantilado de la 06, decidí intentarlo en el otro sentido.

El viento me empujaba por la cola a más de 12 nudos... Demasiado!! tendría que tocar las ruedas al mismo comienzo de la pista y apurar la frenada al mismo tiempo que haría equilibrios con el aparato para que no se fuera cara al suelo.

En el primer acercamiento no me quise arriesgar, sabía que podía apurar más aún la pista.

Pero en el segundo, lo hice.

Toque la pista sin demasiada brusquedad y comencé mi particular juego de equilibrio mientras procuraba que la pista no se acabase.


Pero la pista era demasiado corta, por lo que opté, en pocos segundos, por el plan B.

Pise el pedal derecho a fondo y la palanca de control en el mismo sentido realizando un espectacular "trompo" marcando del negro de los neumáticos el 24 que había pintado en la cabecera noreste.

Y el avión se detuvo. Suspiré.

...pero no todos los finales son felices.

Cuando Muchapastoulos llegaba al aeródromo en su Jeep, yo estaba tratando de sacar el avión de la pista. Un error de cálculo sumado al despiste provocado por el acercamiento del Jeep hizo que no controlara ahora lo que sí supe hacer pocos segundos antes... y el Stampe se fue de boca al suelo.

Afortunadamente, fue con poca inercia y sólo sufrió daños una de las palas la cual, naturalmente, arreglará gratuitamente la compañía, pues el cliente, es lo primero.

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